Quiero que mi
pasión se fusione con el núcleo de tu espíritu, y así lograr que estalle esa
cripta de silencio con que envolviste la fuerza de tu ser. Y que te liberes, y me liberes.
Quiero que me
abraces, y te “abrases” con ese amor dormido en el que, hace tiempo, vos y yo,
cada uno en un mundo diferente, fue dejando de creer.
Atravesados por
la frustración y el cansancio se fueron congelando nuestros sueños. Nos fuimos conformando con forzar al presente
en un molde forjado con ilusiones postergadas. En senderos distintos, cada uno
de nosotros se fue adaptando a la rutina de la resignación, cada vez más lejos
de la alegría, cada vez más cerca de la tristeza, ergo, cada vez más distantes
del amor.
Tan correctos
vos y yo, en nuestros palacios de silencio emocional, nos fuimos quedando
mudos. Y así, con los sentidos
anestesiados, deambulábamos por la vida.
Pero nuestra
esencia es fuego, y todavía lo sabemos.
Sabemos que
en este instante estamos enfrentados, es decir, frente a frente. Sabemos que
nuestro peregrinar nos puso uno ante el otro para que, por fin, seamos capaces
de avanzar hacia nosotros mismos, definitivamente.
Por eso,
quiero que mi pasión se fusione con el núcleo de tu espíritu, y así lograr que
estalle esa cripta de silencio con que envolviste la fuerza de tu ser. Y que te liberes, y me liberes. Quiero que caiga todo velo, se quiebre toda
cadena, porque me siento viva cuando te tengo cerca y quiero que, después de
tanto tiempo, te atrevas a sentirte vivo vos también.
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